El efecto invernadero
es un proceso en el que la radiación térmica emitida por la superficie planetaria
es absorbida por los gases de efecto
invernadero (GEI)
atmosféricos y es reirradiada en todas las direcciones. Ya que parte de esta
reirradiación es devuelta hacia la superficie y la atmósfera inferior, resulta
en un incremento de la temperatura superficial media respecto a lo que habría
en ausencia de los GEI.
La
radiación solar en frecuencias de la luz visible pasa en su mayor parte a través de la
atmósfera para calentar la superficie planetaria y luego esta emite esta
energía en frecuencias menores de radiación térmica infrarroja.
Esta última es absorbida por los GEI, los que a su vez reirradian mucha de esta
energía a la superficie y atmósfera inferior. Este mecanismo recibe su nombre
debido a su analogía al efecto de la radiación solar que pasa a través de un
vidrio y calienta un invernadero, pero la manera en que atrapa calor es
fundamentalmente diferente a como funciona un invernadero al reducir las corrientes de aire,
aislando el aire caliente dentro de la habitación y con ello no se pierde el
calor por convección.
Si
un cuerpo negro ideal estuviese a la misma distancia
del Sol que la Tierra, tendría una temperatura de cerca de 5,3 °C. Sin
embargo, dado que nuestro planeta refleja un 30 % de la radiación
entrante, la temperatura efectiva de este planeta hipotético (la
temperatura de un cuerpo negro que reflejara la misma cantidad de radiación de
la Tierra) sería cercana a −18 °C. La
temperatura superficial de este planeta negro es 33 °C inferiores a la
temperatura superficial real de la Tierra (de unos 14 °C).El mecanismo que
produce esta diferencia entre la temperatura superficial efectiva y la real es
debido a la atmósfera y es conocido como efecto invernadero.
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